Él y yo hoy vamos a vernos; no puedo evitarlo, su boca me tienta, me invita a besarlo, pero antes que nada voy a presentarme como una dama
y sin escandalos voy a decirle lo que le quiero hace años.
Se va a sorprender cuando le diga que para mi esto no es nada nuevo,
estaba enterada que con paciencia deje que creciera el engaño, que por el contrario
él pensó que ocurría algo más que amistad. Yo volveré a mentir, y diré que se confundió. Leeré en sus ojos la desilusión. Esos ojos que me inivtan a mirarlos, a descubrir dentro de él, sus pensamientos más profundos y a encontrar una mezcla de emociones que los hombres nunca quieren demostrar.
Le diré que nunca se podría sentir culpable ni por un instante por este aparente malentendido, que me a hecho un gran favor en ahora alejarse. Sigo mintiendo.
Y aunque si alguien dijera que lo conoce bien miente, porque si alguien le conoce esa soy yo, seguiré mintiendo. No quiero demostrar la debilidad femenina a sus pies.
Quiero demostrar que salí ganando y que no habra rencor entre él y yo.. pero yo sé que hay más que eso, hay amor.
Como va a ser cuando le diga que no es que yo sea más lista pero que le llevo ventaja
de haber vivido con él unos años; controvertida me piso sola.
Le agradezco que se enamorara tan perdidamente -empiezo a decir la verdad- pero que no estoy lista - siempre termino mientiendo-
Que si algun dia se siente perdido no dude en llamarme para darle algun consejo de mi parte por que si alguien le conoce, esa soy yo.
Pero no puedo continuar con esta farsa. No lo quiero. Lo amo. Es el hombre con el que sueño hace años, el hombre que siempre deseé. Él es mi él. Solo lo quiero a él.
Empiezo a creer, que él ya está resignado a que yo no lo amara, aparentemente. Empiezo a comprender que el café que tiene en sus manos, solo lo toma para no hablar y seguir desilusionándose. Yo todavía sigo orgullosa y no quiero aceptarlo.. pero él me puede.. pero a la vez, tengo un instinto que seguir. La charla va acabando. Él quiere irse, yo quiero retenerlo, pero no puedo. "Adiós, cuídate" y un abrazo carente de cariño me abraza sin ganas. Lo veo irse por la avenida, caminando desecho, con mil kilos encima. Camina lánguido, sin ganas. Yo lo observo desde la puerta de aque café, que fue el protagonista de la peor elección de mi vida. La lluvia moja su silueta, y veo que se gira hacía mí. Me mira, sonríe observandome. Yo sonrío, y lo saludo con un gesto. Él, creyente de que tal vez lo siguiera corriendo y nos reecontraramos tal películas, se equivoca. No hago nada más que sonreír. Totalmente destrozado, sigue su camino. Hace dos pasos más, me arrepeiento y le sigo. Comienzo a correr. Caigo. Los tacones no son buenos para correr bajo la lluvia, y más si estñas desesperada y no poseés tiempo - una de las reglas de la vida, es que cuandoe stás apurada, siempre pasa algo que te hace llegar más tarde de lo que llegabas- Me quito los zapatos rapidamente, y comienzo a correr nuevamente.. pero sin punto fijo; aquella silueta de ese hombre que amé desapareció entre la niebla. Vi mi futuro desvanecerse. Me quedé sentada bajo la lluvia, completamente mojada, destruída, arrepentida y odiándome. Pero me acordé que la tecnología tal vez pudiera salvarme. Saqué mi celular y marqué su número, el que conocía a perfección de memoria. Nadie atendió y un contestador dijo: "Hola, te comunicaste con el contestador de Pablo, no puedo contestar, no dejes tu mensaje, no lo escucharé". No dejé mensaje. Colgué acorbadada. Sabía que no iba a atenderme nunca más, sabía que yo a él le hacía mal. Sabía, que había sido una perfecta idiota, y todo gracias a un orgullo que hoy, prefiero no haber interpuesto en mi vida.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario