sábado, 7 de noviembre de 2009

Sabíamos no decirnos nada conservando en apariencia, una amistad consolidada.
Sabíamos no exigirnos mucho.
- Hola. ¿Qué hacés?, convidame un pucho, que me tenés abandonada.
Vos con tu mochila a cuestas; Yo con la excusa perfecta, para charlar de pavadas.
Nos hizo un guiño san telmo, un poco de humo en el medio, y enloquecieron las miradas. Quiso el destino que esa noche hiciera frío, y que el ruido de los coches me hiciera hablarte al oído. Y si el diablo se contenta con que dudes un instante.
Vos y yo nuestras miserias y esta noche por delante amor. ¿Quién sabe?
Un umbral perdido, y aquel bar medio vacío, como único testigo. Bridamos por el olvido, y el espíritu del vino, se fue haciendo nuestro amigo. Con el corazón en llanta, nada mejor que tu lengua, abrigando mi garganta. Y conga, conga, conga. Y que siga la milonga, que el mozo traiga otra ronda y que pague Dios.
Quiso el destino que ya no hiciera mas frío, y sin coche y sin ruido sigo hablándote al oído. Y el diablo se contenta con que dudes un instante. Vos y yo nuestras miserias y esta noche por delante amor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario