sábado, 7 de noviembre de 2009

Nadie puede imaginar lo que hay detrás de un gran hombre: optimista, ganador, bien parado para la ocasión.
Un par de tequilazos para preparar la vista, no vaya a ser cosa que se ponga exigente en la elección. Se acerca sonriendo, con picardia argentina, y le dice al oido: "no hay nadie en el mundo más linda que vos". ¿Quien va a creer semejante mentira?. Avanza la noche y retrocede su chance de pescador.
Va por Chapultepec, dobla por la Cuahutemoc, tiene humildes pretensiones: algo de suerte para el amor.
Le va a todas el testarudo confiado. Hay muchas presas que desconfian de su convicción. Y a cada intento se va desdibujando. ¿Adónde habrá un bicho que camine para el asador?
Y sonreía el sol de la mañana, y se paró en un puesto para comer, se aventó una tremenda enchilada, se calentó los sesos y empezó a correr.
Si les sumas a esta dieta el mezcal y los virulos del bostero, pronto se convirtió en ratón, que va a morir en algun agujero.
Saliendo de Nezahuaycoyoti tomó por Chapultepec en tantito estuvo por la Cuahutemoc;
en la mera esquina con la chava se encontró, o el chavo -ni modo que adivine-
Ya está desesperado, y viene revoleando lazos y boleadoras. Le dió a un pajarraco
de buena napia y barrigón. "¿Qué se llevó?", se pregunta la gente.
¿Quién no carga un bagallo en el prontuario del corazón?
Tiene humildes pretensiones: a esta hora si es mujer, mejor.
Baila, baila el lorito, generoso y mimosito
¡ Rococó !

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