miércoles, 18 de noviembre de 2009

No hay lluvia, no hay viento, no hay autos, no hay cansancio, no hay caída, no hay semáforos, no hay gente, no hay sistema, no hay vanguardia, no hay problema, no hay pasado. Ni padecer, ni tiempo, ni frío, ni ego, ni dolor, ni conflictos, ni pesadumbre, ni suplicio, ni rutina, ni ajeno, ni arte, ni cultura, ni clase, ni bajón, ni obstáculos… ni nada de nada que supere el síntoma inevitable de la alegría que me da él. Alegría y felicidad en medio de esta selva pavimentada que nos da batalla, que algunos llaman, ciudad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario